miércoles, 3 de febrero de 2021

 Resiliencia: Nuestro resorte mental.


Por: Sara Vega Ramírez.


Cuando enfrentamos situaciones difíciles en nuestras vidas, como lo es la perdida de un ser querido o nos exponemos a experiencias duras como enfermedades crónicas, algún divorcio, accidentes y eventos que causan un desequilibrio impactante en nuestras vidas, ponemos a funcionar uno de los mecanismos neurobiológicos más espectaculares que tenemos los seres humanos, ese donde las personas logramos afrontar los estresores resultantes de situaciones adversas con éxito y se conoce como resiliencia. El objetivo de ésta es la de adaptarnos mucho mejor a nuestra realidad. Durante este proceso invertimos nuestra energía emocional y en ocasiones física para poder reducir el impacto de los hechos traumáticos que estamos viviendo. Algo muy similar sucede con el funcionamiento de los resortes. 

Un resorte mientras no se aplique una fuerza externa, no va a tener reacción alguna, como bien dice la ley de la inercia. Es increíble que en un mecanismo tan simple de alambre enrollado en forma de espiral, sea capaz de almacenar energía y desprenderla de ella sin sufrir deformación permanente. Entonces creo que estamos de acuerdo que la resiliencia sería algo así como tener un resorte mental, que cuando nos llegan este tipo de situaciones complicadas a nuestra vida aplicamos fuerza a nuestro resorte y este trata de regresar a su estado normal, en nuestro caso a un estado de paz mental.

En definitiva existen personas que cuentan con mejores resortes que otros. Cuando les aplicas esas fuerzas externas, el resorte vuelve a su posición general de manera rápida. Pero, que hay de los que tienen resortes que en lugar de regresar a su posición original, se quedan atascados donde la fuerza se ejerció, o en su defecto, se encontraron con obstáculos que los hicieron quedarse en esa posición. ¿Se han fijado en el mecanismo de los bolígrafos retráctiles, en donde al accionarlos se oye ese fascinante ¡click!?, ahí es donde nuestra mente, al igual que que en el bolígrafo, se puede atorar en el freno y no podrá moverse sino hasta que demos otro apretón. A veces esas fuerzas para destrabar llegan a nuestras vidas en forma de familiares, amigos o psicólogos.

Hoy por hoy sabemos que la resiliencia se puede aprender, desarrollar y aplicar. Pero para lograr esto, requerimos constancia y un verdadero esfuerzo para permitir que nuestra mente se adapte a la idea. Lo mismo sucede cuando estiramos un resorte. Por ejemplo, cuando se aplica una fuerza exterior para que se estire ese resorte, es necesario que dicha fuerza sea suficiente para modificar la posición original hasta lograr la nueva posición y mucho de esto dependerá de la resistencia que ofrezca el resorte para ser modificado. Lo mismo ocurre con nosotros y nuestros pensamientos, para lograr ese objetivo, el cual nos permitirá desarrollar resiliencia, será necesario aplicar bastante energía en el intento. En el estira y afloje de nuestro resorte mental encontraremos, con o sin ayuda la forma de volver a nuestra paz original. 













  Psicología de la salud y su incursión al ámbito Hospitalario. Una perspectiva Latinoamericana.          En américa latina, la práctica de ...