martes, 5 de octubre de 2021

 Psicología de la salud y su incursión al ámbito Hospitalario.

Una perspectiva Latinoamericana.


   


     En américa latina, la práctica de la psicología de la salud en ámbitos hospitalarios advierte su origen en Brasil con los trabajos de la Dra. Matilde Neder en 1954, siendo este país el primero en indicar la necesidad de intervención de los psicólogos de la salud en este medio. Así mismo, más tarde en 1969, Cuba predica con el ejemplo aplicándose en el asunto, ganándose el lugar de ser la primera nación que ocupa a los psicólogos para trabajar en atención primaria en salud. El trabajo de la Dra. Neder puede considerarse realmente visionario para la época, ya que ella concibió por primera vez los objetivos del quehacer de un psicólogo en el medio hospitalario. Actualmente se puede encontrar basta literatura sobre este tema y en donde se especifican claramente estos objetivos. 

    Acertadamente menciona Zas Ros en su libro experiencias en psicología hospitalaria: que aún con este conocimiento al alcance, no se ha garantizado un desarrollo nivelado de la Psicología Hospitalaria en América Latina (Zas Ros, 2016 ) Hoy en día es posible reconocer y observar que los psicólogos de la salud en Latinoamérica cada día van ganando apreciación y notoriedad por su quehacer dentro de la labor hospitalaria. Es común que aún se observe cierta reticencia por su contribución profesional en este medio. Asimismo, el paso lento de la incursión de los psicólogos de la salud en este ambiente, pudiera ser una resultante de la cultura arraigada acerca del uso del modelo biomédico tan practicado y reconocido en la mayoría de las instituciones de salud, por otro lado, no hay que descartar en esto la intervención de la situación económica, política y social que impera en la mayoría de los países que conforman América Latina. Zas Ros (2016), propone que la inserción de la psicología de la salud en el ámbito hospitalario debería desarrollarse partiendo desde tres dimensiones de referencia: la institución hospitalaria, el paciente hospitalizado y el psicólogo para el desarrollo del trabajo de la psicología hospitalaria. 

    Estas áreas o dimensiones sintetizan y abordan un modelo desde el cual se permiten visualizar más fácilmente el trabajo y abordaje de la Psicología de la salud en el medio hospitalario, haciendo más sencillo su entendimiento y práctica. Desde que la Dra. Neder comparte sus trabajos en 1959 en una conferencia, se ha podido apreciar que la incursión de los psicólogos al medio hospitalario es más que reciente. No es sino hasta el año 1969 que los Cubanos integran a los psicólogos en las instituciones de salud. Además, en 1974 es que el término psicología de la salud surge en Estados Unidos. Cabe señalar que, como división en la APA, es hasta 1978 que se le designa como la No. 38 y no es sino hasta el siguiente año, en 1979 que se publica el primer libro de Psicología de la salud. Hasta la década de los 80´s es en realidad donde se puede vislumbrar un desarrollo más evidente en la materia, tanto en educación como en investigación y se inician aperturas de servicios de psicología de la salud en varios hospitales y clínicas de Brasil, Cuba, Colombia y México.  

    Para la década de los 90,s ya es notoria la consolidación de la Psicología de la salud, así como su participación e involucramiento en instituciones de salud. Como se mencionó anteriormente, la autora describe tres dimensiones clave que como Psicólogos de la salud se deben atender y comprender para poder realizar el trabajo en cualquier ámbito hospitalario. En primer lugar, es necesario abordar la dimensión “institución”. Es precisamente la institución, con la cual debe familiarizarse primeramente el psicólogo de la salud antes de realizar cualquier trabajo dentro de ella. Como bien menciona Bleger (1994) “Se debe examinar la institución desde el punto de vista psicológico: sus objetivos, funciones, medios, tareas, etc. Los liderazgos formales e informales, la comunicación entre los estatus…” (Bleger, 1994, como se citó en Zas Ros, 2016, p. 20). No se puede olvidar que, como cualquier institución de salud, estas son entidades prestadoras de servicios, asimismo se debe comprender que las instituciones de salud cuentan con características administrativas, procesos operativos y lineamientos muy particulares, que deben ser considerados no solo por el psicólogo de la salud, sino por todas las áreas que la componen. De hecho, “este conocimiento es una condición básica e inicial para poder diseñar cualquier tipo de tarea o inserción del trabajo psicológico en este contexto”. (Zas, 2016, p.22 ) Por esta razón, considerar la observación y referencia a la institución como ámbito es sumamente importante. 

    Ahora bien, nos encontramos por otro lado dentro de la dinámica de esta misma dimensión, con la actuación sobre los procesos y peculiaridades del ámbito institucional por parte de los psicólogos de la salud, la promoción y uso de los servicios de salud por la población, la medición de satisfacción de los clientes, la capacitación, así como los sistemas de comunicación internos, diagnóstico y prevención de enfermedades profesionales desde una perspectiva psicológica, son tareas importantes a realizar por los psicólogos. “Estas tareas fueron diseñadas partiendo esencialmente de acciones de gestión y prevención institucional” (Zas, 2016, p.26). Tomando entonces en consideración, tanto el ámbito hospitalario, como la actuación sobre los procesos institucionales, es entonces que se puede tomar la decisión de introducir los servicios psicológicos dentro de las instituciones de salud, como menciona la autora. Sin embargo, para asegurar el éxito de la operación de estos servicios, es necesario contar con una adecuada organización, por lo que estas funciones deben apoyarse en algún órgano que le otorgue una metodología de acción que facilite la regulación, planeación y justa evaluación de las actividades resultantes de estos servicios. Para el caso en particular, en el ambiente hospitalario, destinar un departamento de Psicología sería lo más común, abarcando entonces funciones de vigilancia, contribuciones en educación y capacitación, funciones asistenciales, administrativas y organizativas, con el objetivo de mantener y ofrecer un servicio de calidad tanto interno como externo. 

    Como se puede observar, el campo de acción del Psicólogo de la salud es amplio en el ámbito hospitalario, dejando de un lado la simple concepción del trabajo de este, limitándolo a la realización exclusiva de consultas. La segunda dimensión, la cual es de igual manera muy importante a considerar es la del “paciente hospitalizado”, para el desarrollo del trabajo de la psicología hospitalaria. Esta dimensión abarca desde luego al paciente que ha sido ingresado a la institución en conjunto con las consecuencias que trae consigo para el paciente, desde su situación general al recibir los servicios o procedimientos médicos, hasta el papel activo que juega el paciente hospitalizado y la prevención de posibles eventos secundarios. Como menciona (Zas Ros, 2006) por cierto muy oportunamente, “en la situación de hospitalización se está considerando el cambio que representa para cualquier persona ingresar a un hospital y las temidas implicaciones que esto conlleva”. (p.31). Como es bien sabido existen riesgos inherentes y latentes al concepto de hospitalización, en donde se juega una ruleta de posibilidades que pueden conllevar a eventos adversos y no deseados, desde una complicación técnica, hasta posibles infecciones y casos de negligencia. Las instituciones lo saben y es muy probable que el paciente sea consciente de esta situación, aún así toma el riesgo. Pero hay que remarcar que las instituciones tratan de evitar en la mayor medida posible que esto suceda, mediante planeación, control y un buen número de estrategias operativas y administrativas. La observación de estas situaciones evidentemente causa estragos en los pacientes y permiten o no una mejor adaptación y estadía. 

    Los psicólogos de la salud entonces deben considerar cuales son estos factores que intervienen en lo antes descrito y conocer de primera mano las necesidades de este para un mejor cuidado y prevención de riesgos. Se debe tener en cuenta que cada paciente que ingresa a un hospital llega con problemas de salud. Por esta razón se debe considerar que los pacientes ya presentan posibles niveles elevados de estrés, ansiedad o depresión, y si a esto le sumamos la incertidumbre provocada por los resultados generados por su enfermedad, la preocupación por los posibles procedimientos médicos a realizarle que posiblemente resulten dolorosos, pérdida de intimidad, contacto con desconocidos y posibles secuelas entre otros, no se debe dudar que resulte traumático para el paciente, además, es evidente que todo esto puede provocar diversas reacciones que afectan o no al paciente, tanto su salud mental como hasta su posible recuperación. Es por esta razón, qué los psicólogos de la salud deben intervenir con su trabajo en esta dimensión tan vital y sensible al mismo tiempo. En la búsqueda de la prevención de efectos secundarios, es necesario analizar y considerar de manera prioritaria la relación paciente-familia-equipo de salud. Una parte fundamental para la recuperación del paciente pudiera ser considerada, directamente proporcional al apoyo de su red social, en especial de su familia. La familia jugará un rol importante antes, durante y después del ingreso de este. Por lo anterior, el Psicólogo de la salud deberá fomentar el que se establezcan buenas relaciones dentro de esta triada, para así garantizar una mejor dinámica de trabajo y participación positiva de todos los que la integran y, obtener de esta forma los beneficios deseados por todos. “La manera en que el hombre reacciona ante la situación de hospitalización y de su enfermedad es única, pues esto depende de la personalidad del paciente, del médico, los cuidadores, de la etapa del desarrollo psíquico en que se encuentre, género, del tipo de hospital, la situación socioeconómica, el tipo de enfermedad y las expectativas de curación, el ambiente físico entre algunas variables más relevantes”. (Zas Ros, p. 34) 

    Por esto, es que se puede inferir que el trabajo del Psicólogo de la salud no será una tarea sencilla, pero tampoco que se debe considerar imposible de realizar. Por lo anterior, es que “el psicólogo” de la salud es tomado como referencia para formar la última y tercera dimensión en esta triada de abordaje de la Psicología hospitalaria. Es precisamente en esta dimensión, en donde se tendrían que exponer los principios básicos y competencias necesarias para el abordaje de su trabajo en el ámbito hospitalario. Esta labor debe tomarse seriamente, ya que desde su labor debe aproximarse a conceptos relacionados con la educación profesional y el desarrollo de competencias propias y específicas de la Psicología hospitalaria. “La competencia implica una relación entre una habilidad (la persona), una tarea (en el mundo) y la ecología de los sistemas de salud y los contextos clínicos en los que aquellas tareas ocurren” (Epstein y Hundert, 2002 como se citó en Zas, 2016, p. 40). 

    Estimo que aún, existe un largo camino por recorrer sobre el tema. La misma historia sobre la psicología de la salud y Psicología hospitalaria, nos muestra la pauta y tiempo de avance (casi predictivo), para que estas pudieran ser consideradas de manera más oficial. Para la Psicología hospitalaria en nuestro país, fue preciso el transcurrir de más de 20 años, para lograr advertir y lograr implementar la incursión del psicólogo en el ámbito hospitalario. Actualmente, aunque a paso lento, se empiezan a cosechar los primeros frutos desde la concepción de la idea desarrollada por la Dra. Neder, sin embargo, advierto que, aunque fue visionaria esta propuesta para su época, no logra percatarse sobre los muchos factores que intervienen, limitan y entorpecen el avance para la Psicología hospitalaria. La tendencia que se pudiera observar en definitiva será al alza en cuanto a la inserción de los psicólogos en este medio, puntualizando que seguirá siendo pausado. Entonces, si se toma en cuenta la dinámica histórica, es probable que estemos presenciando la madurez de este evento dentro de los próximos 20 años. Nuestra labor como psicólogos de la salud, entonces será continuar fomentando y enriqueciendo esta idea, no olvidando tomar en cuenta variables culturales, económicas y sociales, para así asegurar el objetivo principal que es la consolidación del psicólogo de la salud dentro del ámbito hospitalario. 


Psic. Sara C. Vega Ramírez

Maestrante en Psicología Clínica y de la salud, Universidad Iexpro. México. (Octubre 2021)


Referencias

Zas Ros, B. (2016). Experiencias en Psicología hospitalaria (pp. 8-49). ALFEPSI

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