viernes, 19 de enero de 2018

Uso del hilo mental



El cerebro cuenta con cientos de recovecos de diferentes formas, unos pequeñitos y otros que parecieran como el cañón del sumidero, en donde en algún tiempo pasaba un río de ideas y fluían de manera interminable pensamientos y otras cosas.
Al paso del tiempo esos canales, huecos y surcos se van llenando de una que otra porquería que va dejando a su paso sarro cerebral y secuelas de una gingivitis neuronal. Así como lo oyes, al igual que en los dientes, en donde se va atorando de vez en cuando pequeñas partes de comida, en el cerebro sucede similar.
Sin dudarlo puedo asegurar que se nos atoran pensamientos e ideas que, si bien pasaron por algún lugar de nuestra cabeza, estos no siempre pasaron como líquidos directamente, dejaron sus pedazos y residuos que en ocasiones ni los sentimos sino hasta que ya nos causa un síntoma de malestar innecesario. Aquí es cuando recurrimos a una herramienta tan simple como un palillo o hilo dental para desatorar y permitir que otro pedazo de lo que sea, ocupe o no ese lugar.
Es por eso por lo que el uso frecuente de un "hilo mental" mantiene sano mi cerebro. La comunicación expresada en jeroglíficos conocida como escritura es para mí entonces un milagroso hilo mental, el cual me permite sacarme esos trozos de roña y mugre que se juntan en esos espacios, y que requieren por demás limpieza, antes de que llegue a ocurrir un deterioro fatal en mi mente.

Extraer ese cúmulo de restos y sobras es el pilar de este espacio. Que aviente la primera piedra quien no tenga porquería cerebral.

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